En la odontología los cementos dentales se usan comúnmente para realizar restauraciones temporales o permanentes. Se trata de compuestos químicos que unen dos superficies haciendo que el diente y el material de reconstrucción parezcan una sola pieza.

Estos son algunos tipos de cementos dentales:

Cemento de fosfato de zinc:

Es uno de los cementos dentales con más trayectoria en el campo de la odontología, ya que se utiliza desde hace más de un siglo.

El fosfato de zinc es un sistema de cementado de alta resistencia y de baja solubilidad, sin mencionar que es económico, radiopaco y fácil de manipular y mezclar.

También debemos destacar su compatibilidad con todos los materiales de restauración y que es muy fácil de limpiar porque permite retirar los excesos con facilidad.

Cemento de policarboxilato:

El cemento de policarboxilato es conocido por ser el primer agente cementante en ofrecer una calidad adhesiva capaz de unirse con solidez a la estructura dentaria. Se diferencia del óxido de zinc por aportar una mayor fuerza de tracción y una mejor potencia de compresión.

Su componente líquido es ácido poliacrílico que gracias a su alto peso molecular evita la sensibilidad pulpar, debido a que sus moléculas son grandes y no tienen la capacidad de atravesar el espacio peritubular, asumiendo el rol de selladores.

En otras palabras; es uno de esos tipos de cementos dentales que no tiende a causar pulpitis y que se adhiere fuertemente a la estructura del diente.

Cemento de ionómero de vidrio

Dado a sus ventajas, el cemento de ionómero de vidrio es uno de los sistemas de cementado más codiciados en el mercado dental. Su adhesión al esmalte y a la dentina es muy eficiente y, además, el hecho de que libere flúor le otorga un valor añadido.

A diferencia de otros tipos de cementos dentales, se pretendía utilizar el ionómero de vidrio para restauraciones estéticas, sobre todo para cavidades de clase III y V. Sin embargo, su capacidad adhesiva y su efectividad para la prevención de caries, extendió su uso.


Cemento de ionómero de vidrio reforzado con resina:

Se viene usando desde hace muchos años y aporta una serie de beneficios que son muy valorados por los dentistas. Los cementos de Ionómero de vidrio reforzados con resina son fáciles de mezclar y limpiar, incluso una de sus características más destacada es que ofrecen una gran estabilidad durante mucho tiempo.

Entre los tipos de cementos dentales, éstos también tienen un buen potencial de liberación de fluoruro y su manipulación no es complicada. Pero, no están lejos de inducir una pulpitis por su carácter ácido y, además, suelen ser sensibles a la humedad.

Cemento de resina:

Los cementos de resina se utilizan principalmente con el propósito de obtener una elevada adhesión al diente. Suelen usarse para realizar cementaciones de coronas y puentes o para la colocación de brackets de ortodoncia.

Su nivel de resistencia compresiva es superior a los cementos anteriormente mencionados. De hecho, ofrece una resistencia a la tracción dos veces mayor a la habitual en los cementos de fosfato de zinc y de ionómero de vidrio. Y para completar, aportan mucha más estabilidad frente a un eventual cambio en la presión ambiental.


Artículo creado con información de uppermat.com.